Guitarras, lloren guitarras, violines lloren igual; no dejen que yo me vaya con el silencio de su cantar.
Gritemos a pecho abierto un canto que haga temblar al mundo que es el gran puerto donde unos llegan y otros se van.
Ahora me toca a mí dejarlas, ahora me toca a mi marchar; guitarras, lloren guitarras que ahí queda lleno de amor, prendido de cada cuerda, llorando a mares mi corazón.