Valsecito que traes el perfume de los bailes debajo del parral, y el recuerdo del gringo organista que sonaba por el arrabal. La poesĂa del barrio de entonces se despierta en tu viejo compás, y la mente dibuja el paisaje de un patio estrellado detrás de un portal.
Para llorar tu sentir te enredás en el violĂn, y acollarás el matungo de tu son al bajo del bandoneĂłn. Y si sopla un vendaval en la huella del querer, en la guitarra gentil del payador sos el lamento mejor.