Cuántos seres han cruzado por mi cuerpo Como flechas, como flechas. Cuántos seres han entrado por mis ojos Y se han ido por mi olvido. Cuántos son los que quedaron En la casa roja de mi corazón.
Soy de quiénes el constante pasajero, Siempre en vuelo, siempre en vuelo, siempre en vuelo Y de quiénes habitante bienvenido Para siempre, para siempre.
Quiénes tienen mi lágrima en sus ojos, Mi error en su ternura.
Cuántos cambian de zapatos y de senda, de destino. Cuántos rompen la memoria de sus pasos, sus acasos. Cuántos han elegido lazarillo, desatino.
Por quién soy yo traicionado cada día, Una herida y otra herida. A quién voy traicionando si desarmo Mi conciencia de su cargo. La exigencia que ponga en mis vacíos es un río, Es corriente de amor que vence al odio.
Y son tantas las preguntas tan urgentes, Ya no hay tiempo, ya no hay tiempo, ya no hay tiempo, Como flechas, como flechas, como flechas, Para siempre, para siempre, para siempre.
Es que acaso habré quedado En la casa roja de algún corazón.